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Desarrollo del profesorado

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martes, 20 de abril de 2010

Futuros maestros: ¿analógicos o digitales?



Alumnos y expertos se quejan de la escasa formación en nuevas tecnologías.

Constantemente se habla del poder de las nuevas tecnologías y de la necesidad de aplicarlas a la educación. Hace un año, un informe oficial decía que la tecnología estaba llegando a las aulas, pero que, en general, no se está usando. La principal razón que se aducía era la falta de formación de los profesores en el uso de éstas, ya no tan nuevas, herramientas. Pero el informe hablaba de los profesores que ya están ejerciendo, ¿qué pasa con los futuros docentes? ¿Se está arreglando esta disfunción en las universidades? Parece que no.

La formación específica en Tecnología de la Información y la Comunicación (TIC) que recibe un diplomado en Magisterio se reduce a una materia troncal cuatrimestral que se llama Nuevas Tecnologías aplicadas a la educación y se da en toda España, en 1º, 2º o 3º, dependiendo de la facultad; representa unas 45 horas lectivas, unos 4,5 créditos de los más de 200 de la titulación. Insuficiente según los decanos, expertos y alumnos consultados. "Las nuevas tecnologías son una anécdota en los actuales planes de estudio; tenemos una asignatura que araña la superficie mientras que el resto se imparte de manera bastante tradicional", opina Jordi Adell, docente y director del Centro de Educación y Nuevas Tecnologías de la Universidad Jaume I de Castellón.

"Dentro de las nuevas tecnologías aplicadas a la educación enseñamos conceptos teóricos y didáctica de las TIC: procesamiento de imagen y texto, presentaciones por ordenador, el programa Click, bases de datos, Internet y web 2.0. Harían falta más créditos para una alfabetización digital", incide Javier Sarsa, profesor de la materia y vicedecano de nuevas titulaciones de la Facultad de Educación de la Universidad de Zaragoza. Más aún cuando de lo que se trata es de "enseñar a futuros maestros de chicos que manejan las tecnologías mejor que nosotros", tercia Isidro Moreno, docente TIC de Magisterio de la Universidad Complutense de Madrid. "No está previsto que ganen peso con Bolonia; una lástima, porque son una potentísima herramienta pedagógica".

El caso es que la administración educativa reconoce y da importancia a las TIC. "En el currículo de primaria y de ESO se establecen ocho competencias básicas, y una de ellas es el tratamiento de la información y competencia digital", señala Adell. Pero ese aspecto "se desintegra" en la formación de los maestros que habrán de dotar de esas competencias. "Es esquizofrénico", dice. ¿Y en el futuro? "Con suerte, nos quedaremos como ahora", añade.

El curso que viene, Magisterio se convertirá en un grado de cuatro años en un buen número de facultades. Los decretos ministeriales que regulan los nuevos títulos apuntan como objetivo la formación en nuevas tecnologías, pero en su desarrollo el capítulo desaparece, y tampoco hay instrucciones específicas al respecto, lo que deja la mayor o menor apuesta por las TIC a discreción de cada universidad.

"Al final va a depender de la correlación de fuerzas en cada facultad: donde sus defensores sean fuertes, tendrán más peso; donde no, perderán", augura Manuel Area, docente de tecnología educativa en la Universidad de La Laguna, donde las TIC rebajarán peso si se aprueba la actual propuesta. Mientras, la de Barcelona tendrá una mención en tecnología: una especialización o itinerario que podrán seguir aquellos alumnos interesados en este campo, según informa Ángeles Ruiz, vicedecana de Estudiantes de su Facultad de Formación del Profesorado. No ha sido posible conocer los planes de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla; su decano declinó el ofrecimiento de participar en este reportaje argumentando tener mucho trabajo. Area preside la Red Universitaria de Tecnología Educativa (RUTE), que destaca la importancia de esta formación para afrontar los retos de la escuela del futuro (tal y como apunta la Unesco) y pide la incorporación de, al menos, una asignatura obligatoria y común en todas las titulaciones denominada Tecnologías de la Información y Comunicación en la Educación. Si no hay cambios, la Universidad de Santiago de Compostela tendrá algo de nuevas tecnologías en la especialidad de Infantil y nada como materia específica en la de primaria, donde las TIC serán una transversal presente en cada asignatura. "No estoy de acuerdo con que las TIC hayan perdido peso", sostiene Javier Paricio, adjunto al rector para Innovación Docente en Zaragoza. "Otra cosa es que tanto el Ministerio como la ANECA [agencia encargada de asegurar la calidad de los planes de estudio] las consideran ligadas al resto de asignaturas, no tanto como asignatura independiente. Las tecnologías como herramienta de reflexión son de un valor tremendo, pero creo que es un error pensar que tienen valor y suponen una mejora por sí mismas", dice. Los grados de Magisterio de esta universidad tendrán una asignatura TIC con un número de créditos similar al de la actual troncal; no habrá mención en nuevas tecnologías y sí una apuesta por "integrarlas en las didácticas específicas, en el diseño de las actividades de aprendizaje, en las metodologías docentes". Para enseñar mejor matemáticas, música, lengua, historia.

Isabel Cantón, catedrática de la Universidad de León, cree que este argumento parte de una premisa cuestionable: que todos los profesores dominan la tecnología. "Hay quien nunca usa el Power point por falta de formación o de interés". Por eso defiende su enseñanza. "No hay tecnofilia pero tampoco tecnofobia, al menos confesada. Los docentes reclaman apoyos, formación y tiempo para usar más las TIC". En los grados de maestro de León también perderán terreno.

La Universidad de Salamanca acoge cursos sobre nuevas tecnologías dirigidos a docentes, alumnos o foráneos. Han de pagarlos de su bolsillo y hacerlos al margen de su horario laboral o lectivo. Aun así, suelen llenarse. "Nuevas Tecnologías aplicadas a la Educación es muy teórica y dura un cuatrimestre", dice Lourdes Pérez, una de sus responsables.

También es escasa la presencia de diplomados en Magisterio en las TIC en Educación, un posgrado oficial de la Universidad de Salamanca. Su director, Ángel García del Dujo, tiene la sensación de que el nivel en TIC de las titulaciones relacionadas con la enseñanza "no es alto". El nivel en cuanto a su uso profesional, se entiende, porque los universitarios manejan Internet, los chat, messenger, etcétera, pero relacionados con su ocio. "Me preocupa no sólo el sentido instrumental de estas tecnologías, sino la parte pedagógica", diferencia este docente: "Es pasar de ver las tecnologías como simples instrumentos a verlas como formas de generar espacios de acción educativa". Éste segundo aspecto, dice, "es nulo" en la formación de los futuros maestros y profesores de secundaria, y cree que no hay motivos para pensar que la adaptación a Bolonia mejorará la situación. "Preocupa la lentitud de la administración educativa, incluida la Universidad; el salto a la segunda fase no se está dando, no hay más que entrar en los portales universitarios y ver cómo se utilizan como canales de información y de gestión de la información, nada más". En esto es taxativo: "Mientras no se inyecte en el uso de esta tecnología el componente social, colaborativo, cooperativo, se está infrautilizando".

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