RESUMEN
Las Escuelas de formación de padres y madres son unas instituciones destinadas a la
formación de las familias con objeto de conseguir una más completa y mejor preparación para realizar satisfactoriamente sus funciones asistenciales y educadoras. Es fundamental y muy necesario que padres y madres se formen en muy diversas facetas relativas a su función educadora, esforzándose al máximo en ir alcanzando, al mismo tiempo, su propio perfeccionamiento. Nosotros entendemos la escuela de padres y madres como una comunidad de personas adultas que desarrolla de forma sistemática y organizada actividades de formación cuyo objetivo fundamental es desarrollar unas capacidades especificas congruentes con las funciones que tienen como responsables de sus hijos.
Palabras clave
Formación, escuela, padres, madres,formación profesional.
LAS ESCUELAS DE FORMACIÓN DE PADRES Y MADRES
Un aspecto de gran trascendencia y relevancia, a nuestro parecer, es que seamos
conscientes de la importancia de la familia en el desarrollo de la persona. La familia es la unidad fundamental y primaria donde el ser humano se va haciendo persona, es la primera escuela donde descubre las formas básicas de la vida social y en la que aprende a relacionarse con “el otro”. La socialización, por su parte, debe ayudar a comprender el mundo y a los demás para comprenderse mejor a sí mismo.
Existen diversas corrientes para explicar el proceso de socialización. Unas se refieren a la “internalización” de pautas culturales; otras al “aprendizaje” de roles y la adquisición de status. La socialización implica, en realidad, todo eso: transmisión, internalización y aprendizaje.
La socialización es de suyo un proceso complejo que se da cada vez que establecemos
contacto y comunicación con otros. Es, en suma, un recurso de la sociedad, para que
aprendamos sus pautas y nos comportemos de acuerdo con ellas. Este proceso dura toda la vida, si bien tiene una mayor incidencia en los primeros años. La familia es el ámbito natural en el que la persona viene a este mundo, se abre a los demás y en él se forma. Sigue ofreciendo el marco natural de apoyo emocional, económico y material que es esencial para el crecimiento y desarrollo de sus miembros, especialmente los niños. Se ha definido a la familia como la primera comunidad natural de acogida. Es obvio que proporciona uno de los contextos de desarrollo y promoción humanos más importantes para las personas que la integran. En ella surgen los primeros y más
profundos estímulos educativos de la vida. Se distingue de otras unidades de convivencia social por su: inmediatez, cotidianeidad, estabilidad e intensidad en el vínculo de convivencia entre sus miembros.
La familia es el ámbito más significativo en la conformación de la personalidad y en el proceso de socialización del ser humano. En el proceso de socialización, partimos de un supuesto fundamental: el hombre no nace como ser social sino que se hace, y este “hacerse” solamente se produce si tiene la oportunidad de entrar en contacto y comunicarse con otros hombres. La Escuela de formación de Padres se justifica y adquiere una importancia singular a tenor del papel clave que toda familia posee en el proceso de formación de los hijos:
Por razón cronológica. La vida se le da al hombre sin hacer. Lo que distingue al hombre frente al animal es su inacabamiento o indefensión. Le es dado el ser pero no
hecho. Y ese inacabamiento le obliga a hacer su vida creativamente, de ahí que el
ser humano sea un ser cultural más que natural. Los primeros influjos se reciben
en la familia. La persona es “ser con los otros”, es más, sin los otros no
llegaríamos a desarrollarnos. De ahí la responsabilidad que implica el “ayudar a
ser con los otros ”.De acuerdo con Rogers (1986) el proceso de “convertirse en
persona” es una aventura personal, propia, interna de cada uno. Sólo desde la
íntima y profunda colaboración de cada sujeto con los estímulos exteriores se
puede iniciar y desarrollar con éxito ese largo camino de construcción personal
que se llama socialización.
Los influjos familiares son los más extensos y más hondos en la existencia humana, de tal suerte que si no son los adecuados pueden producir determinadas
perturbaciones. Las actitudes radicales y primarias de la persona ante la vida,
entendidas como predisposiciones objetivas, estables, de naturaleza afectiva y
mental, tendentes a facilitar respuestas consistentes de un modo favorable o
desfavorable, ante las situaciones de la vida social, tienen su aprendizaje inicial y
fundamental en la familia. Las investigaciones en el campo de la educación
temprana insisten en las experiencias que el niño adquiere en el hogar en torno a
dos grandes categorías de actitudes básicas. Yela (1979: 15) las denomina actitud
abierta o positiva y cerrada u obstructiva; así como en los sentimientos ante la
vida que le acompañan; de seguridad y autonomía, asociado a la primera actitud y
de inseguridad y heteronomía, vinculados a la segunda. Con estas actitudes o
conductas aprendidas en el seno del hogar, el niño va encontrándose o
rehuyéndose a si mismo, se abre, en suma, a unas posibilidades de aprendizaje y
desarrollo, o se dificulta o impide a si mismo el proceso de formación. Los padres
marcan siempre huella. Por ello es necesario contar con los padres para que
confíen en sus hijos y les acompañen en los éxitos y fracasos.
La familia es un espacio de afectividad y de convivencia próxima, radical y originaria; un espacio donde el cariño, la afirmación personal y el fluir de vida como totalidad se experimentan con más intensidad. El ser humano nace, crece, se desarrolla en y con la familia; entra en la sociedad a través del subgrupo cultural, económico e ideológico de la familia. La socialización primaria comporta una gran carga emocional. Hay una adhesión emocional a los “otros significativos” (para el niño son aquellas personas que le aparecen con un halo de prestigio e importancia, y
con los cuales se siente identificado/a por la admiración, el afecto y la
dependencia). Sin esa identificación con ellos, la internalización seria muy difícil o casi imposible. Al identificarse con los otros, el niño acepta sus roles y actitudes y, además se acepta a si mismo, ya que la primera imagen suya que percibe es la que los otros tienen de él. El niño se ve como lo ven los otros; es más, llegará a ser como los otros significantes lo consideren. En la mediatización del mundo por el “otro significante”, el primer contacto del niño con el mundo social se produce a través de la estructura social doméstica. En la familia se aprende a vivir, a valorar, a clarificar los propios valores y a dar sentido a nuestras vidas. Se aprende a dialogar. Todo ello va orientado a la construcción de la persona humana. Sabemos que la socialización en la vida familiar va forjando actitudes, valores y modelos de comportamiento que se transmiten por medio de la imitación, repetición e identificación constantes. Por ello, es importante que estos modelos, actitudes y comportamientos sean los más adecuados y eficaces.
ORGANIZACIÓN DE LOS PROGRAMAS DE FORMACIÓN DE PADRES Y MADRES
La organización de los programas de formación de padres y, por tanto, la elección de los objetivos, los contenidos del currículum formativo, así como los métodos y los procedimientos de evaluación, varían en función de las necesidades de los participantes, de las características del contexto donde se produce la intervención, de los enfoques teóricos que subyacen a los programas y de los modelos de intervención adoptados por el orientador. En las siguientes líneas
revisamos los elementos fundamentales que deben ser considerados en el desarrollo de estos programas.
Objetivos
Describir qué necesitan los padres para su desarrollo como tales es, un poco, determinar los objetivos principales de toda escuela de padres bien construida (Rus, 2001).
Los objetivos de las distintas escuelas de formación de padres son comunes en su mayor parte, sin embargo, deben ser conjugados con los intereses particulares del grupo. Por tanto la planificación y diseño deberán ser realizados en función de los destinatarios y, sobre todo, de sus demandas y necesidades. No olvidemos que lo que se intenta es formar a padres, pero considerando el papel protagonista y, por tanto, fundamental de ellos en todo el proceso formativo. Sólo de esta forma conseguiremos atender la diversidad y pluralidad de las distintas situaciones. Por todo ello, el diseño de la planificación debe ser realista, coherente, abierto y flexible en su realización, para evitar que esté alejado de la realidad y, por ende, de los
problemas reales que los padres tienen que resolver en su vida familiar.
Los programas persiguen varios objetivos generales que pueden quedar orientados en una misma dirección: la atención adecuada de los hijos. De modo más concreto enumeramos los siguientes (Cataldo, 1991):
1.Informar, asesorar y orientar sobre el desarrollo, aprendizaje y socialización de los hijos.
2.Estimular la participación de los padres en el proceso de aprendizaje de los hijos.
3.Enseñar técnicas para fomentar el aprendizaje y el control del comportamiento.
4.Prevenir problemas en las relaciones familiares y/o en el desarrollo de los hijos.
5.Ofrecer asesoramiento y rehabilitación a las familias que presenten problemas en las relaciones familiares y/o en el desarrollo de los hijos.
6.Asesorar a los padres que tienen hijos con necesidades educativas especiales.
7.Proporcionar apoyos sociales en la comunidad.
8.Estimular y apoyar las iniciativas de interés especial promovidas por los padres.
De modo más sintético las escuelas de padres de ocuparse de cuatro tareas básicas:
oReflexionar sobre la relación entre los distintos miembros de la familia.
oConcienciar a los padres de su función de educadores naturales y permanentes de
los propios hijos.
oFomentar la participación de los padres en el desarrollo de los hijos.
oFacilitar la revisión y aprendizaje de temas y cuestiones relacionadas con la
educación de sus hijos.
Estos cuatro grandes objetivos se centran en tres ámbitos o dimensiones esenciales: la persona, la familia y la escuela.
Contenidos
En la formación de las escuelas de padres es necesario señalar un conjunto amplio de
materias que abarquen todas las necesidades. Sin embargo esto no quiere decir que esta programación esté cerrada a cambios o modificaciones; muy al contrario, debe ser flexible y estar abierta a la posible introducción de determinados temas. Pero considerando que la planificación es esencial en estas organizaciones, la flexibilidad y la apertura no deben confundirse con la falta de previsión o con la ausencia de una necesaria programación que organice las sesiones, ya que
esto generaría conflictos de intereses y un nivel más bajo de satisfacción en los integrantes del grupo.
En la elaboración de un temario de escuela de padres es necesario reflexionar sobre todos aquellos aspectos básicos y fundamentales que están relacionados con la persona, con la pareja, con la familia, con la escuela, con el entorno social cercano y con la sociedad en general. En el siguiente cuadro presentamos una propuesta sobre los temas a tratar y sus correspondientes contenidos de referencia.
Metodología
El proceso formativo en las escuelas de padres debe caracterizarse por estar basado en la actividad y en la participación. Para Bas (1997), en su planificación y desarrollo se debe tener en cuenta los siguientes aspectos metodológicos:
1.Padres y madres han de participar en el diseño y ejecución de su proceso formativo.
2.Este proceso se ha de realizar en función de los destinatarios, de sus intereses,
necesidades, conocimientos e ideas previas. Es una formación para los padres y
madres pero también con ellos, de manera que se consiga atender la diversidad y
pluralidad de situaciones.
3.En la formación es preciso conjugar teoría y práctica, lo que nos lleva a un modelo de formación que articule los contenidos teóricos con situaciones prácticas. Este procedimiento posibilitará el establecimiento de una corriente continua entre los conocimientos teóricos y su aplicación en la realidad familiar, de forma que se pueda producir una reestructuración permanente al analizar y reflexionar sobre las diferentes situaciones que se han presentado y la forma de resolverlas.
4.Debe contemplar la realización de propuestas concretas de actuación en la familia, en el centro educativo y en el contexto social.
5.La metodología tiene que ser activa y creativa, por lo que se orientará a promover la participación y el aprendizaje relevante de los padres y madres en todo el proceso de formación.
Con esta metodología se pretende crear un clima educativo que posibilite la comunicación y la participación responsable y crítica, mediante el análisis y reflexión, la expresión de ideassentimientos y habilidades, el debate y la toma de decisiones sobre los aspectos teórico-prácticos expuestos en los contenidos.
Técnicas
En el desarrollo de las sesiones se pueden utilizar distintas técnicas de grupo, de acuerdo con los objetivos planteados, los contenidos a tratar y las demandas surgidas durante el proceso de formación. He aquí algunas de interés especial:
I.Discusión libre: Los miembros dialogan sobre un tema dado. La disposición en círculo es ideal. Es conveniente ir anotando los puntos esenciales. Cada miembro puede expresarse libremente y entrar en relación con cualquiera.
II.Discusión con soporte: Se parte de un soporte, que normalmente es un recurso
audiovisual (film, libro, artículo, encuesta, programa de televisión, etc.). Su visionado o lectura será el núcleo de partida para iniciar la discusión sobre un tema.
III.Debate: Tiene por objeto enfrentar dos o más opiniones contrarias o no coincidentes sobre un tema. El fin de esta técnica es captar a los oponentes y hacerlos partícipes de nuestra idea.
IV.El testimonio: Consiste en escuchar a alguna persona que haya tenido experiencia en el campo o tema sobre el cual queremos trabajar. Tras la exposición se abre la posibilidad de realizar preguntas, pedir precisiones o exponer opiniones.
V.Trabajo en equipo: Con esta modalidad se pretende unir a los miembros para la
colaboración y ayuda en la consecución del trabajo, para la colaboración de experiencias y superación de dificultades.
VI.Simposio: Elegido un tema se divide en bloques que serán estudiadas por grupos.
Posteriormente, un miembro de cada equipo realizará la exposición de su parte
correspondiente ante el auditorio.
VII.Phillips 6-6: El gran grupo será dividido en grupos de seis personas cada uno, los cuales, durante seis minutos, discutirán sobre un tema señalado. Posteriormente los portavoces de cada grupo realizarán las aportaciones correspondientes, las cuales serán una nueva fuente de discusión para el total de los participantes.
VIII.Estudio de casos: Con la presentación de casos concretos sobre determinados
problemas, se suscita la reflexión para la búsqueda de soluciones y se fomentan
posturas críticas.
IX.Mesa redonda: Con este sistema, un grupo de personas (entre tres y cinco, más un
moderador) dialogan en público y exponen sus puntos de vista sobre un tema. El público se enriquece escuchando a los miembros de la mesa y puede intervenir al término de la discusión.
X.Roll playing: Ante un grupo de espectadores, se escenifica una situación previamente planteada, con papeles claramente definidos. Con esta técnica se pretende poner a los participantes en el lugar de otras personas y que comprendan los motivos y razones de su actuación ante determinadas situaciones y problemas. Se intenta, por tanto, evitar la polarización de ideas en las personas con puntos de vista cerrados.
María del Carmen
Ramos Domínguez
I.E.S. Pablo Ruiz Picasso ……
http://www.fe.ccoo.es/andalucia/docupdf.aspx?d=7153&s=
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